Paralelos no meridianos

un doctorado es como una maratón

se empieza con mucho ánimo, con toda la energía, con la adrenalina del pensar en la meta

se siente el aire frío de la mañana en los primeros días, ese que entra por la nariz y molesta un poco

las ampollas en los pies después de cada experimento fallido y artículo rechazado

como también la satisfacción de un entrenamiento bien terminado con buenas sensaciones y un paper aprobado

muchas veces dan ganas de abandonar

muchas veces nos preguntamos por qué o para qué lo estamos haciendo

la respuesta está en el mismo lugar, dentro de uno algo nos lleva

ese tren en movimiento que no nos deja bajarnos

algo de amor propio, de saber que podemos, de obligarnos a lograrlo

de que dejamos mucho por hacer por esto, y a muchos esperando por eso mismo

de tener miedo al fracaso

de soñarlo con la felicidad de llegar

son pocas las personas en el mundo que lo han logrado, menos de 1 por cada 100

es un meta irrelevantemente relevante

esto sí es personal

la queremos pero la odiamos

en parte nos define, para bien y para mal

el resultado lo puedes amar, querer o estimar, pero nunca odiar ni ser indiferente

no es como un hijo, es como tu mismo desdoblado

 

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